lunes, 23 de febrero de 2015

Soy cómplice de los martes.

Vamos a mandar todo
a la mierda, 
porque es martes.

Voy a dejar reposar los reproches
sobre el alféizar de la ventana
mientras llueve,
porque es martes y el olvido hoy
no pasa a recogerte.

Voy a pedirte que no me mires más
desde el amanecer de tus pestañas
porque te voy a comer y es martes, 
no quiero que hoy te me atragantes.

Voy a huir, a torcer la esquina
y a correr hasta ahogarme
por la carretera 
de tu columna vertebral 
por si consigo beberme los pasos
hasta tus labios,
aunque sea martes y 
no hablen de tu piel
en los diarios.

Voy a estudiar gramática
hasta que de mi cabeza
salgan los pronombres 
que llevan tu respiración 
en los fonemas, porque es 
martes, me ahogo
y no me llenas.

Voy a soplarme entre las venas,
a la luna y a hacer cuentas
de los días que llevo sin gritarle
a tu locura que es martes 
y mi pelo echa de menos 
entre tus manos las verbenas.

A veces me haces falta
por las noches, mis sábanas gritan
que no vuelves, pero
para evitar malos temblores, 
cambio camas, besos y 
hasta los huesos
por que vuelvas cualquier martes.

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