Morador de entresueños,
por esas galerías
donde la luz más bella hace la sombra
y donde a la memoria más pura hace el
olvido.
Luis
Cernuda
No soy yo,
eres tú el que tiene que invertir su tiempo y ganas en la difícil tarea de olvidar
hasta mi olor por las mañanas.
Cuando
te acuerdes de mí, no me escribas, no me llames borracho como siempre
diciéndome, sincero, la verdad de lo que fuimos e intercalando letras que no
cuadran, como no cuadramos nosotros dos. Porque quizá ese fue el error,
intentar juntar las dos piezas del puzzle que no encajan, pero nadie nos
corrigió, nos dejaron seguir nuestro curso como un río desbocado, como las olas
de un mar embravecido.
Cuando
te acuerdes de mí, no vuelvas a nuestras fotos porque el recuerdo quema aunque
te confiaras diciéndome que era de hielo. Tampoco recuerdes los besos que no
nos dimos y que tan mal me saben, sólo te permito que mires con aprecio esos
que tan bien supieron y que dejes volar las mariposas de mi estómago, mas no
las encierres porque te van a atormentar como lo hicieron conmigo. Te prometo
no besar a nadie de la misma manera que lo hice contigo porque, igual que el
reino del poeta, nuestros besos no fueron de este mundo ni mirar a nadie como
te he mirado a ti hasta perderme.
Cuando
te acuerdes de mí, no me busques pues sigo perdida buscando unos ojos en los
que encontrarme de nuevo sin verte a ti. Tendrá trabajo pero lo conseguiré como
conseguí enamorarme de comiéndote y bebiéndote. No intentes refugiarte rápido
en otras manos como he intentado yo miles de veces, porque no se puede, sólo se
puede en ti y en mí; las vas a poner mi cara y los dos lo sabemos. Yo pondré
todo de mi parte para no encontrar una farmacia de guardia que me dé todo lo
que tú me dabas, pues de madrugada siempre te susurraba a ti y nunca había
cristal de por medio.
Cuando
te acuerdes de mí, no se te ocurra huir lejos pues me encontrarás buscando a
otro que me dé lo que tú no eras capaz y ninguno vamos a poder soportarlo, por
eso, quédate quieto como esperando al autobús que te lleve de vuelta a donde
tienes que ir sin mí, no conmigo. No te preocupes por mí, ya me conoces y me
habré montado en la línea contraria, como siempre, porque no estábamos de
acuerdo ni cuando nos desvestíamos.
Por
mí no te preocupes, si yo me acuerdo de ti, tiraré las llaves al río desbocado
más cercano o a un mar embravecido que las aleje de mi mano como tienes que
hacerlo tú. Cogeré autobuses, trenes y aviones para no poder mirarte a los ojos
y encontrarme en otros por muy lejos que se encuentren. Tiraré todas las fotos
y encontraré el camino que me lleve a Roma con otro aroma que seguir por las
calles, me pondré un bypass por si el corazón me da vuelcos de más y me
mantendré caliente para que la sangre no se me hiele. Por las mariposas no
sufras, ya me han dado los puntos en el estómago y se irán con el viento, con
las hojas de los árboles que nos vieron suspirar. Me quedaré con ganas de verte
cuando anochezca pero no necesitaré ninguna farmacia de guardia porque ya habrá
alguien para cerrarme las heridas, el mismo que me refugie de todo lo externo y
me deje perderme mientras le miro, alguien con quien estar de acuerdo al
desvestirnos y que provoque en mí síntomas distintos a los que me provocaste tú
durante tanto tiempo.
Será
difícil, no lo dudes, pero el tiempo, todo locura.
Sé humilde y
piérdete en mi olvido que de curar se encargarán los besos.
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