verte y que no se me
paren los latidos;
se ha evaporado el
miedo a que me hieles la
sangre igual que se
evaporaron tus besos;
mi línea del horizonte ya
no es tu iris marrón,
creo que ni siquiera eres
mi estación, aunque la línea
me obligue a hacer trasbordo
si no quiero seguir hacia tus
brazos de nuevo.
Parece que ya no
apareces y que esas
gafas no te quedan
tan bien como te quedaban
mis besos en la piel;
que puedo mirarte sin que las
pupilas me delaten;
que ya no estoy en la trinchera,
la lucha a pecho desacorazado
ha terminado sin tregua ni
ganador, sólo con dos vencidos
que se quieren aun a tientas,
sin verse pero, aunque
de vez en cuando escuece
tu sal en mi herida,
te veo y sé que ya no estoy hundida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario