viernes, 31 de octubre de 2014

Óyeme con los ojos.

Supongo que es bueno
verte y que no se me
paren los latidos;
se ha evaporado el
miedo a que me hieles la
sangre igual que se
evaporaron tus besos;

mi línea del horizonte ya
no es tu iris marrón,
creo que ni siquiera eres
mi estación, aunque la línea
me obligue a hacer trasbordo
si no quiero seguir hacia tus
brazos de nuevo.

Parece que ya no
apareces y que esas
gafas no te quedan
tan bien como te quedaban
mis besos en la piel;
que puedo mirarte sin que las
pupilas me delaten;

que ya no estoy en la trinchera,
la lucha a pecho desacorazado
ha terminado sin tregua ni
ganador, sólo con dos vencidos
que se quieren aun a tientas,
sin verse pero, aunque
de vez en cuando escuece
tu sal en mi herida,

te veo y sé que ya no estoy hundida.

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