Yo sólo quiero hacer saber
amiga estes donde estes que si te falta aliento
yo te lo daré...
Parece mentira cómo 6 años acaban haciendo la vida más fácil. Y el porvenir da menos miedo si sé que vas a cruzar la valla y aparecer por el pasillo cada lunes a las 8.30am después de un anárquico fin de semana en el que me has mandado fotos de cada momento del día.
Sé que
no todo el mundo tiene ese cariño que me das sólo por querer dármelo, por
compartir un bollo de chocolate bajo cualquier excusa, por los años que han
pasado aguantando al pie del cañón, levantándonos la una a la otra cuando hemos
caído, o cayendo las dos al suelo muertas de risa con una copa derramada encima
del vestido. Por los pocos kilómetros que hacen que no me harte de ti hasta
mandarte a la mierda, por lo que me das, por lo que te doy, por lo orgullosa
que me siento de ti y, sobre todo, por lo mucho que se me llena la boca cuando
digo que eres mi punto más fuerte.
Conviertes
en buen augurio un martes 13, en mis días de autodestrucción eres el único
perro que me ladra o que me hace reír a carcajadas, detectas un mal día aún
recién levantada, eres la psicóloga sin título que me psicoanaliza y me repite
una y otra vez el “te lo dije” que tanto me jode y que tanto echo de menos
cuando no lo haces, me dices la verdad que duele y aún así, haces que duela
menos haciéndome saber cuan presente estás.
Eres la
amistad que contradice, que me rebate y me grita lo equivocada que estoy aunque
tenga parte de razón, buscas lo mejor para mí y lo peor es eso, que me conoces
tanto, que sabes qué es lo que me beneficia. Y en tanto que tú lo sabes, el
conocimiento se hace común: sé lo mucho que te gusta el chocolate, que odias
que te toquen el pelo, el número de brotes de conjuntivitis que has tenido,
cual es la rodilla mala, que no te gusta leer, la tirria que te da que te
toquen la cicatriz, cuándo te vas a poner eskizo y cuando no, que si te tocas
la clavícula estás atacada de los nervios, los pasos de baile estrella, los
estornudos, si te pasa algo según cómo hables por el WhatsApp y la cantidad
exacta de cerveza que te hace falta hasta poner la sonrisilla esa de que vas
medio tocada.
Esta
vida es un juego de apariencias, ya lo sabes, pero, entre nosotras, las
apariencias son inútiles si retiras las nubes de mis días grises aunque a
través de la ventana parezca que luce el sol.
Dicho esto, hoy hay 6 motivos más
por los que darte las gracias, por los seis años que llevamos aguantándonos,
porque el tiempo pase y nos veamos crecer, porque me sigas haciendo la vida más
fácil muchos años más.
Si yo, tú; si tú, conmigo.
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