Me hicieron falta seis años de experimentación para llegar a la
conclusión final en 5 minutos. Seis años de odisea, de encontrarme sola frente
al peligro que significaba tu boca, seis años que pasé convenciéndome de que
eras tú y no otro, buscándote en otras pieles, buscando tus ojos allá dónde
iba, deseando encontrarte en la calle, esperando a que te subieras en la
siguiente parada del autobús.
Pero hoy,
un día después del 14 de febrero, sigo sin compartir un café contigo en San
Valentín, porque lo nuestro era un Sin Valentín, una dejadez pero constante sed
del otro, un romance efímero media hora antes de que el bus saliera. Fuimos como
dos extraños, donde uno quería y otro se dejaba querer, lo normal ¿no? Hasta
que quien se dejaba querer, se dio cuenta de cuánto quería y quien quería, ya
ni siquiera se dejaba querer, porque habíamos tocado más fondo que el Titanic
y, evidentemente, no éramos ni Jack ni Rose, ni lo fuimos nunca. Simplemente naufragamos
y no opusimos ninguna resistencia.
Pienso en
ti, si, pero no te busco en otras pieles, ni busco tus ojos, ni frecuento las
calles de siempre porque no quiero encontrarte, fíjate, ni siquiera miro a la
puerta del bus a ver si te subes en la parada. No sé si será por el miedo a
verte con otra que no sea yo, o por la falta de ganas de hacerte feliz, o
porque no quiero aproximarme al acantilado de esos ojos marrones otra vez.
No quiero
que me llores, no busco que me busques, ni que quieras subir conmigo al mismo
autobús, odia a quien quisiste o a quien te quiso, porque tomé la decisión
menos acertada y más sensata en el momento menos oportuno, pero era el momento
perfecto. Te diría que no te quise, pero lo hice; que no tuve celos, pero
quería matar a toda la que se te acercaba; que nunca te haría daño, pero
también lo hice. Sin embargo no me pesa. Dicen ‘No hagas a los demás lo que no
te gustaría que te hicieran a ti’ pero lo nuestro no estaba en subjuntivo, el
daño lo hiciste durante 6 años y ahora lo pagas, pero no creas que fue por
rencor, simplemente era el momento perfecto.
Desprecio tu persona,
tus encantos,
deseo que te vayas al infierno,
espero que tu cama sea un invierno,
que sueñes sólo duelos y quebrantos.
No escondas la sonrisa entre los llantos,
ahora no es momento de ser tierno,
la voz me la he guardado en un cuaderno,
me callo ante tus falsos desencantos.
Espero que el pasado se deshaga,
que aquella canción ya nunca se radie,
lo nuestro es una vela que se apaga.
Y toda la maldad que ahora te irradie
es sólo por amor, por si te halaga.
Te odio como nunca quise a nadie.
deseo que te vayas al infierno,
espero que tu cama sea un invierno,
que sueñes sólo duelos y quebrantos.
No escondas la sonrisa entre los llantos,
ahora no es momento de ser tierno,
la voz me la he guardado en un cuaderno,
me callo ante tus falsos desencantos.
Espero que el pasado se deshaga,
que aquella canción ya nunca se radie,
lo nuestro es una vela que se apaga.
Y toda la maldad que ahora te irradie
es sólo por amor, por si te halaga.
Te odio como nunca quise a nadie.
‘Te odio como nunca quise a nadie’ – Luis Ramiro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario