lunes, 31 de marzo de 2014

Dicen.


        El tiempo de Londres para Londres, que aquí parece que nunca va a terminar de salir el sol. Como si nos tuvieran escondidos evitando que saliésemos. Lo que tiene un muy jodido parecido con lo que llevo dentro.
       Han pasado cuatro meses y, al fin y al cabo, no estoy tan mal. Será porque nada ha aflorado todavía, porque me mantengo ocupada constantemente, quizá, porque hay algo dentro de mí que no quiere que todo eso salga y creo que mi yo consciente tampoco quiere. Seré yo pero, a veces, cuando piensas que no te queda nada más que llorar, nada más a lo que gritar ni nada mas a lo que odiar, llega una ola de recuerdos que te tienes que beber y dejan una resaca descomunal que no cura ni vomitándolo todo. Te arrollan y te invaden como un virus en plena replicación, dejándote exhausta sin remedios ni curas ni nada, solo tú y tus capacidades cognitivas y sensitivas para asumir todo eso.
        Sé que sigo escribiendo sobre esto, pero no sobre ti. Tú y la fiesta de tu cuerpo os acabasteis pero yo sigo aquí de resaca, tirada en el sofá escribiendo para que cicatrice, para que todo esto cure, para que la cabeza no me estalle. Sigo teniéndote el rencor que te tenía antes, pero no tan acentuado, suave y fino, como la punta de un cuchillo acariciando mi espalda.
Desde fuera dicen que si sigo acordándome de ti, que si seguimos hablando e incluso que si te sigo queriendo. Y qué quieren que les diga... si te veo de la mano de otra me desarmo, me hundo cual Titanic, me deshago en mil pedazos, en ceniza después de haber ardido contigo y por ti. Volvería mil veces a quererte como te quise, a odiarte como te odio, a perderme en tus ojos de los que aún no he salido.
        También dicen que hace falta la mitad del tiempo que habéis compartido para olvidar a una persona, pero es que yo no sé si quiero y mucho menos si puedo.
        Constantemente ando dando vueltas sobre lo mismo, volviendo una y otra vez al comienzo, a lo que éramos y lo que fuimos.


Estábamos ahí por un motivo, lo sabíamos;
Lo nuestro fue un poema surrealista,
un actor sin escenario,
un piano sin artista.

Un viaje al extrarradio,
el colofón,
una desidia,
al fin y al cabo fuimos todo y no queríamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario