Nunca en estos veinte años –contemos siete desde que tengo pleno uso de razón- me había sentido tan sumamente impotente. Y esta sensación me está comiendo por dentro. Me siento impotente por no poder verte bajar las escaleras del metro muy despacio, por no poder escuchar cómo te ríes como si todo te importase una mierda. Todo eso que no se explica, acciones que hay que verte ejecutar, todo eso que parece que no pero siempre sí.
Lo jodido de todo esto es que hay un “pero” porque yo no sé ni cuidar de mí y tú buscas eso, que te cuiden y te quieran, la intención, las ganas y todo eso que me falta hasta para el más sencillo de los verbos. Te hablo de egoísmo porque es una constante que me lleva de cabeza a no preocuparme de nadie excepto de mí pero qué le vamos a hacer, nunca he sabido luchar. Y es una puta mierda porque tengo el mejor caballo de Troya para ganar esta guerra pero nada ni nadie me lleva a moverlo hasta sus puertas.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHablas como una novia k tuve y me lo ha recordado en tu articulo, me ha entrado la nostalgia, da igual k esto k ponga te imxte una mierda porque no me conoces, pero yo no dejaria de escribir señorita andrea, un saludo
ResponderEliminar