No sé si cambiar es esto. Si cambiar es ver cómo pasa un año y la vida nos empuja de un lado a otro y pasamos tormentas y días de sol, pasamos la vida. No sé si cambiar es ser otra en la misma piel, si es vaciar mis días de lo que no trasciende, ni trascenderá nunca y llenarlos hasta que desborden de alegrías y risas de otros colores. No sé si cambiar es verte hacerlo a ti pero si es tal, quiero verlo todos los días que vienen por delante.
Hablando de cambiar, me decías que hay amistades diferentes, amistades sobre cimientos densos como la paciencia que tienes que tener a veces conmigo; una base fuerte que soporte semana y media sin hablar viviendo por contarte hasta el último paso que doy, dramas de medianoche, meses sin comer un sandwich caliente en cualquier plaza, el estrés o veinte -o cincuenta- poemas de amor y una conjetura desesperada; pero también las alegrías, darnos cuenta de que uno sólo valora el sol de la infancia cuando los días ya no son azules, cuando dejamos media vida en otro lugar y sólo volvemos si lo hacemos juntas, porque qué sería de mí si no fueses tú mi compañera de vida, porque en esa pulsión entre lo mejor y lo peor que somos vamos construyendo o tal vez destruyendo nuestro camino y qué mejor manera de apalear la piedra que contigo.
En el momento en que alguien entra en tu vida, por breve que sea su estancia, te hace tomar caminos que probablemente no hubieses pisado. Yo no recuerdo exactamente el momento exacto en que te abrí puertas y ventanas a esto de lo que hoy formas parte, no sé cuántos 20 de agosto sumo ya felicitándote en la distancia pero sí sé que estaría esta y mil vidas más riéndome contigo de la vida, a las buenas, a las malas y a las peores. Y es que en todo este tiempo contigo me he dado cuenta de que los seres humanos somos como icebergs, sólo mostramos un 10% de lo que somos y tú me has ayudado a construir el 90% que no se ve y que sólo se muestra a quien de verdad bucea, busca y pasa tiempo midiendo las dimensiones y puliendo las esquinas.
Hoy cumples 19 años y el regalo me lo has dado tú a mí por dejar que seas el mástil al que me agarro cuando me voy a hundir, la risa que busco cuando no encuentro la mía y las palabras que necesito cuando ni yo me sé explicar. Ya te lo dije hace unos cuantos años, eres la parte que me complementa y desde entonces, por muy lejos que te vayas, por muy poco que te vea sonreír, o llorar, o correr, no hay manera de deshacerse de ti, ni quiero hacerlo nunca.
Eres todo eso que no es igual con los demás, eres todo eso que sólo es contigo, no con los demás. Todo eso que sólo puede ser contigo, como todo esto que escribo contigo, no con los demás.
Felicidades, compañera de fatigas, de vida, parte complementante, la de los dramas a medias.
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