A veces, me paro a pensar cómo sería sin ti mi poesía, de qué ojos escribiría si no aparecieran los tuyos a trasluz por las cortinas cuando cierro los ojos, si entendería lo que es que te toquen el alma si tú no me hubieses acariciado como al papel de fumar. Miro de vez en cuando las dos únicas fotos que tenemos y siempre me pregunto si alguien conseguirá algún día fotografiarme esa cara, porque en ninguna más salgo así, porque me brillan los ojos más de lo que el ron es capaz de conseguir, porque los músculos de mi cuerpo se adormecen si pasas cerca y me quedo ahí, mirándote sabiendo que si pestañeo me pierdo un segundo de tu biología y maldigo mil veces al viento y no me deja disfrutarte. Ojalá, de verdad, ojalá pudiese volver a mantener los ojos abiertos para ver cómo cierras los tuyos cuando me ibas a besar; que cuando se cierra una puerta se abre una ventana, o eso dicen, pero no hay nada más bonito que ver cerrar las puertas a tus pupilas y abrir las ventanas a tu boca, y que entren las flores de tu lengua a mi balcón, que por nosotros se rompan todas las bisagras y sienta el viento de tu piel arrasar con todo lo que llevo dentro que nunca te diré. Quiero volver a ese diciembre de hace un año y que te acurruques en mi espalda, que me cuentes los lunares y beberte en todas las estaciones, que se pare nuestro tren y hagamos el kilómetro cero en cualquier calle.
A veces, me pillas en el día menos adecuado, que salgo de las dudas de tu cuerpo y nunca sé volver, que miro las fotos aunque la pena no valga para nada porque ya no estamos, porque no hay mal que por bien no venga y, si viene, le abro puertas y ventanas por ti, porque dejaste rotas las bisagras y ahora no hay nadie que te cierre el paso cuando intento pasar página y vienes como una ventolera, no hay quien te pare los pies cuando trepas por mi ombligo hasta mi cabeza otra vez. Te he visto hacerme nudos en la mirada y, te lo aseguro, no hay mejor marinero que tú y ninguna sirena va a cantarte como lo hago yo.
A veces, se me seca la boca de tanto escribirte pero tus palabras nunca se las lleva el viento porque va cargado, verás como vuelves.
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