Apareces en todas las encuestas estadísticas,
me desencajas de manera constante,
sacas mis ganas de besarte, comerte,
de sin corazón dejarte,
para que me cenes con rabia,
con la fuerza con la que tus anclas
me aplastan,
con la potencia con la que
arrastras.
Apareces afilado, me rechinas
en el hemisferio derecho cuando amaneces,
y me besas, y me dices
"fóllame mordiéndome los labios,
haz que mi pelo se emborrache
del gusto y hazme daño".
Y te grito que hagas lo que debes,
que te susurren las paredes
hasta que no me oigas,
llévame borracha
a la penumbra de un cuarto
que lo promete todo,
hazme Hawaii,
que te hago mío, que el frío
empuja y enmudece los cristales
y tú sólo humedeces mis lunares.
Cuando no estás haces que salga
a recorrerte, que pase tus suburbios,
las esquinas, que a tus amantes
les busque las cosquillas,
que les bese en cualquier calle,
haces que sea droga,
que me mate,
que te alivie,
que te dé calor
desde este frío que no late.
Apareces y pretendes
que te ataque,
sin saber que no hay vicio
que no ate
y que el hielo
al final puede quemar,
que no importa la piedra
si lo que te gusta es tropezar.