'Persiguiendo un diamante'.
'A partir de ahí todo fue muy rápido. Cayeron de espaldas
sobre la cama y en cuestión de segundos estaban desnudos. Fue un sexo violento
y vehemente que ella rara vez había experimentado. Aunque él jugó con su pelo,
le acarició la cara y le besó la punta de la nariz, no dudo en sujetarla casi
con brusquedad, con las manos por encima de la cabeza. Después, se la arrimó,
aun encima de la colcha, y le acarició suavemente los hombros hasta que le puso
la piel de gallina en la parte posterior de los brazos. Él le preguntó si
estaba bien, si se encontraba bien, si quería un poco de agua. Al ver que
guardaba silencio, le levantó la barbilla y la beso con tanta ternura que ella
pensó que se moria. Se besaron asi durante minutos, muchos minutos, lenta y
lánguidamente, y cuando él le plantó la lengua en el labio inferior, ella tuvo
la sensación de que podía desaparecer por completo en su boca. Ninguno de los
dos levantó la cabeza de la almohada; se volvieron de lado y se besaron, con
pasión, con ternura, hasta que algo estalló y la urgencia se hizo imperiosa;
chocaron los dientes, se clavaron las uñas y las manos volvieron a asir y a
tirar.'
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