No
espero que me entendáis, solo tengo que entenderme yo, y pocas veces lo
consigo, ¿me vas a decir tú que me comprendes? Intentando salir a diario de
esta mente corrompida, sin querer faltar a una, tengo esto quemado, hecho
ceniza y no hay quien cargue con los daños colaterales ni que reconstruya este
desastre, ni hachís que coloque este desorden. Nadie ha sido capaz de entrar en
esta fortaleza, esta coraza que me evita males y bienes, dicen que hay peligro
de derrumbe, que el mayor ruido es el silencio que cae como una losa, como la
verdad que aunque digan que no, mienten,
duele. Llueve siempre, y cuando sale el sol, me evapora el agua que me mantiene
psicológicamente viva.
Veo a quien tengo más cerca como
si yo le mantuviera fuera, allá lejos de mi fortaleza y yo mirando desde el
torreón más alto sin poder tener nada que ver con el infierno que se aviva cada
día. Estoy sacrificando mi piel y de nada sirve; esos ahí sin daros cuenta de
lo que pasa, seguid ahí, ninguno vais a conseguir entrar y, como llegar y besar
al santo, besar a está que no es ni santa, nunca me entenderéis, esta es mi
jodida dictadura de mí misma donde quien gobierna es el diablo y su mano
derecha es una loba.
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