Y que el amor, si no se muere, lo matan y tú te empeñas en
destruirme, como si te fuese la vida en ello. Qué ironía que intentes acabar
con esto, y nos estés matando a los dos.
Soy la que va con la cara de mala y llorando a escondidas,
que intentando salir de este engaño como Platón de su cueva y me tienes atada
de pies y manos, como si quisieras perderme de vista pero no me dejaras ir. De verdad,
cómo desearía equivocarme pero ahora eres el cordero y yo la loba, y tienes
miedo.
Que lo poco gusta y lo mucho cansa, y que quiero volver a
tus brazos como antes, en pequeñas dosis, poco a poco, para no perderte, para
no perdernos, para que me muera si te matas y te mates si me muero, para volver
a lo de siempre, a lo de hace años, de besos a escondidas por la noche en
callejones, a que suenen mis llaves al compás de tu respiración, a dejarlo todo
a medias por verte. Por volver a volver, por retomar lo que dejamos a medias
varias veces, por que vuelvas a mi cama, a mis mordiscos a tu cuello, a tus
suspiros en mis oídos.
Aunque realmente, no sé si volver a volver es la solución,
vine como cordero y me voy como loba, aprendiendo del mejor y ahí te quedas,
desangrado y roto. Me llamaste fría pero no te diste cuenta de que el hielo
también quema.
Pero todo esto va inside y jamás llegarás a entenderlo.