jueves, 11 de abril de 2013

Rotos mis esquemas por completo.


                 Me rompieron sin pudores las reglas que tenía marcadas, echaron todos mis esquemas a la basura como si de fruta podrida se tratara, me reinventé volviendo a dar forma a ese trozo de hojalata que decía ser mis entrañas o incluso mi corazón.
                Ha pasado bastante tiempo y aquí estoy, cual perro abandonado volviendo a la tumba de su madre,  ¿qué esperabas? Si, yo también lo pienso, debería largarme y no volver a verte. Hiciste que vomitara rabia, todo eso que se hallaba en mi de forma inalienable, te negaste a que estuviera ahí y poco a poco, fíjate que ni me di cuenta, lo fuiste sacando, como el que saca recuerdos de una caja, y lo tiraste todo. Cambiaste el calor por frialdad, la inocencia por demasiada experiencia sensible, las miradas con cariño por odio en el mas absoluto sentido de la palabra.
                Lo peor es que, a pesar de todo, nunca he llegado a odiarte. Me cambiaste por completo y sigo perdiéndome en esos ojos y esa boca. Esta vez una Ariadna en el laberinto y el minotauro esperándola a la vuelta de la esquina. Ya no hay ni Teseo, ni cordel que me saque de esta. Ahora soy yo, sin opción a una carta de joker que sirva de comodín.
                Necesito una determinación, algo fijo, no me gustan las vueltas de tuerca. ¿Puede ser porque ya me dieron a mí demasiados giros para ir a parar al suelo? Quien sabe, en la guerra y el amor, todo vale, ya nos lo han repetido demasiado.