No te vi, siempre estabas cerca, a cada golpe, cada tropezón al borde del fracaso, a cada situación en que de nada sirve la razón. Eres como la luz del sol que resurge cada dia, sé que me harás de guia en esta noche fría en que tu energía elevará mi tranvía de problemas, de todo me alejas.
Y es que sigues ahí en el otro lado, mas cansada pero viva, aguantando día a día.
Me cambias los llantos por alegrías desde hace 16 años, y, aunque parezca estúpido, no sé controlarlo todo sin tu apoyo, sin mis cimientos.
La noche de mis días, mi sonrisa y mis ojos; eres tú mi suerte, eres tú, tan fuerte. Me enseñaste a crecer jugando a contar estrellas. Mi guía, mi faro de Alejandría.
Si me ves perdida, te miro y elimino la tristeza en un suspiro.
Me alegras, me invades, me evades, alejas las tinieblas y me resucitas siempre, nunca me mientes, eres la luz en mi agujero, desde ese frío mes de enero.
Te quiero mamá.
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