sábado, 11 de junio de 2016

Yo ya sé lo que todos me cuentan.



    Yo ya sé lo buena que estás, no hace falta que nadie me lo diga.

   Sé que a ti te encanta escucharlo de otras bocas porque nunca te había pasado, sé que ahora te quieres –o eso quieres hacerme ver- quizá demasiado, pero siempre bien. Sé cómo estás porque sigo preguntando por ti, porque me importa saber qué has hecho esta tarde, de quién te has reído, a quién sonríes cuando nadie mira o a quién miras de reojo. Pero no dejes que te vean, porque como vean esos ojos ya no van a querer dejar de mirarte y también sé que eso no te gusta. Y también sé lo que es mirarte y no poder quitar la vista.
   Yo ya he visto todas esas fotos. Yo ya te he visto desnuda, no hace falta que nadie te describa. Te he visto dormida respirando de cara a la pared, he recorrido todos tus puntos cardinales poco a poco y has mirado de reojo y me has pillado mirando. Yo ya he parado en todos tus rincones, he besado cada cristal roto, me he emborrachado mirándote para comprobar que no te podía olvidar. Yo ya me he duchado contigo para comprobar que no te deshacías, que eras toda para mí.
   Yo ya he sentido que ese culo era mío, que esos ojos sólo me miraban a mí, que Sevilla era nuestra, aunque no me dejasen subir al punto más alto a vivirla contigo. Me he perdido contigo y he perdido el culo por ti. Te he visto dormirte en mi hombro, te he escuchado decirme que no me vaya y te he jurado que me quedaría. Por el sushi. Por el Almirante. Por no volver a oler una piel que huela como la que te viste.
   Ya sé lo guapa que eres, las manos tan pequeñas que tienes. Yo ya sé que me quieres, todo lo que evitas verme, saludarme, mirarme, quererme. Yo ya he llorado escribiéndote, pero sigues aquí. Me pueden decir lo que quieran, yo ya lo he tenido todo contigo.